30 agosto, 2013

ERÓTICA FEMINIZADA

Por Josefina Leroux

erotica-feminizadaVivimos una sexualidad tendiente a lo ordinario, una sexualidad reducida a relaciones físicas enfocadas a la cantidad y frecuencia de coitos. Conocemos parejas cada vez mas casuales que llegan al extremo de no importarles ni cómo, ni con quién los tengan. Un “free” buscan los jóvenes, libre de compromiso pero también de erotismo, ya que una cosa es un orgasmo y otra, la poesía de la sexualidad, como llamó Octavio Paz al erotismo.

Cómo no iban a proliferar las disfunciones sexuales en estas condiciones, en las que se reduce el encuentro sexual a un mero contacto genital con uno u otro desprovisto de afectos e intimidad. Enorme diferencia de cómo viven los encuentros íntimos los tántricos, quienes contienen su libido, su energía sexual, por semanas para incrementar su deseo.
El Tantra es un movimiento místico que ofrece culto a la divinidad en su aspecto femenino. Sus técnicas y métodos de autorrealización han influido al hinduismo y budismo fomentando el aprovechamiento de todas las energías, incluidas las sexuales, afectivas y emocionales. En esta forma de vivir la sexualidad, lo importante es la calidad del encuentro. De ahí que, el tiempo en abstinencia se aproveche para recrear el próximo acercamiento, elaborarse fantasías y emociones que generen mayor anhelo.
Lo mismo sucede en occidente durante los noviazgos ante la prohibición social y religiosa de la intimidad física antes del matrimonio. Ante la “imposibilidad” de estar juntos, recrean en sus mentes fantasías eróticas y alimentan el deseo.

Amor sin muerte

El acto sexual tiene un carácter mágico para los tántricos. Acumular la pasión con toda intención para el mutuo estallido evitando la cópula lo más posible, forma parte de la concepción que han aprendido del erotismo, en el que además de la presencia y el contacto, también cuenta la ausencia de la pareja o bien su distancia. Porque estos amantes rozan sus cuerpos pero se alejan para acercarse nuevamente, hasta que lleguen al punto de extrema sensibilidad en el que se magnifican las sensaciones y los significados se expanden en la conciencia.
De acuerdo al Tantra, el amor no tiene límites. Se trata de un “amor sin muerte”, un amor sin apegos ni servidumbre. Cada amante cuenta con la sabiduría de sus sentimientos, por los que puede descubrir cómo enardecer y embelesar a su pareja sin ninguna prisa porque el tiempo es una oportunidad, no su enemigo.
No sucede lo mismo en nuestra cultura en la que se divulgan el conocimiento erótico a través de la pornografía, en la que se estereotipan las zonas erógenas alrededor de las cuales gira la atención de actores y voyeristas involucrados. Curiosamente cuando intentan reproducirlas estas escenas las parejas caen en cuenta, cuán mecánica y rutinaria es tal erótica a corto plazo.
Las mujeres (y sus maridos) a menudo se sorprenden de su dificultad para llegar a un orgasmo si han estimulado sus genitales tiempo suficiente. Cuando se pregunta a estas personas sobre la calidez en su relación conyugal, la primera reacción a veces son las lágrimas. Sin comunicación o afectos, es difícil sentir seguridad y confianza para poder abandonarse en los brazos del esposo, aunque hayan recibido la bendición en el altar.
La terapia sexual contempla para la desconexión de la pareja, la recomendación de abstenerse del coito para enfocarse únicamente a las caricias como al inicio del noviazgo, con la tarea de aprender de su cuerpo y del otro, lo que a cada uno complace. Para lograrlo en la práctica, sale sobrando preguntarlo, basta con la observación y la sensibilidad táctil al ir recorriendo el cuerpo con los dedos para sentir la relajación en aumento, y como las flores con el rocío, la apertura de sus botones.
Descubrirse
Para los buenos amantes -porque no sólo los tántricos pueden vivir de esta forma su sexualidad-, no hay zonas erógenas determinadas. Saben que en cada persona son distintas, y es provocación y gozo descubrirlas y reconocerlas, porque están conscientes que pueden variar al transcurrir el tiempo y con el proceso de cambio de cada uno.
Ningún manual ni indicación sirve para el desempeño erótico si no existe esta sensibilidad por la que cada uno se conecta con el otro para sentirlo e ir intuyendo qué le complace. No existen caricias prohibidas porque el carácter místico del encuentro sacraliza cada una en lo extraordinario.
Se dice del Tantra que feminiza el erotismo pues lo globaliza y perpetúa a través del dominio de la respiración, de la excitación y de la eyaculación que el varón controla para acumular energía. M. Chia en su libro: El Hombre multiorgásmico, sugiere a los varones contener su eyaculación a través de la práctica de respiraciones profundas. Los hombres que aprendieron a centrar su placer en la eyaculación se resisten a posponerla, les parece absurda la intención de negarse a tal desahogo. Sin embargo, cuando se centran en toda la piel de su pareja, su excitación se multiplica y el deseo se magnifica.
Entonces todos los sentidos colaboran en la excitación. Los aromas, la música, el tacto, pero también estimula la belleza de los cuerpos y su movimiento, que forman parte imprescindible del intercambio de miradas y caricias que dos amantes se ofrecen para expandir y compartir esta experiencia sagrada.

Purificarse
El baño tiene un significado especial para limpiar de impurezas y obstáculos del cuerpo para que fluyan las energías de una a otro. No solamente utilizan el agua para lograrlo, incluyen aceites aromáticos con los que ungen sensualmente sus cuerpos.
Los amantes más avanzados pueden llegar a tener orgasmo sin eyaculación, pudiendo acceder a clímax múltiples al igual que las mujeres. Bajo esta filosofía del erotismo, se elige controlarlo y posponer un desahogo, acumulando el deseo para incrementar la intensidad amorosa y alcanzar a futuro el máximo de voluptuosidad. Algunas de las técnicas usadas por los tántricos son las que se promueven recientemente en Occidente cuando se habla del varón multiorgásmico. A través de la respiración pausada y profunda, los hombres pueden desarrollar su autocontrol incrementado la atención a la mujer (no a sus genitales). Pero también con el ejercicio de la dominación de la eyaculación con movimientos muy lentos y algunas pausas, amplificando los pequeños orgasmos sentidos.
Fina Sanz, en su libro “Psicoerotismo femenino y masculino”, recomienda ejercicios individuales y de pareja de masaje sensual para lograr unas relaciones placenteras, pero también autónomas y justas, dice la autora quien invita a los hombres a recuperar su parte femenina, y a las mujeres a hacer lo mismo con su parte masculina.
En mi opinión, no creo que tengamos una parte femenina y otra del otro sexo. Esa metáfora ha provocado resistencia para incorporar algo que nos es ajeno. Ha sido la cultura quien ha etiquetado de femenina a la ternura y a la pasión como masculina, cuando tales sentimientos y emociones son propias del ser humano y son ambas, mezcladas , combinadas o turnadas, las que permiten experimentar plenamente un encuentro y hacerlo erótico, más allá de la pura satisfacción de un impulso inaplazable.
Es precisamente la presencia del amor, la que gesta la ternura ante una vinculación más profunda que la mera atracción física, la que recrea el escenario donde el encuentro de dos cuerpos puedan ser una celebración y explosión de identidades y fusión.

Alquimia de eros

Theresa L.Crenshaw en su libro “La química del amor y lujuria” habla de la testosterona, esa que producen más los varones, como la hormona del deseo y la pasión. En cambio la ternura se relaciona con la hormona oxitocina, cuya producción se dispara después del parto y al lactar por lo que se ha encontrado en mayor proporción en las mujeres.

¿Tendrán entonces que inyectarse oxiticina los hombres para poder ser más tiernos? Curiosamente, los varones al estar en contacto con sus hijos también aumentan la producción de oxitocina y su ternura. Creenshaw propone una solución muy sencilla para aumentar esta hormona en el cuerpo: “sólo abraza a alguien”.
La testosterona asociada con el deseo también la producen las mujeres hoy día, mucho más que aquellas abuelas pasivas y gordas. La escasa grasa de las chicas deportistas pero el aumento en su masa muscular, también propicia la proporción de hormona que se creía masculina, y el deseo que tampoco fue una característica femenina a lo largo de la historia.
Traigo a colación las hormonas y las influencias en la conducta afectiva y sexual de los seres humanos por aquello de “lo masculino” y “lo femenino”; para darnos cuenta cómo está cambiando el paradigma de los sexos, el género, y lo que en este artículo nos concierne, el erotismo.
Los tántricos por intuición han desarrollado y practicado un erotismo plasmado de sensualidad y ternura que involucra cada sentido para multiplicar las sensaciones con la pareja. No tiene importancia para estos auténticos amantes “el acto” únicamente; no empiezan para “terminar” como se usa en nuestra cultura machista. Lo importante es el intercambio trascendente que vive una pareja en el curso de su encuentro. Es una forma de evolucionar la histórica manera masculina de vivir el erotismo centrado en los genitales y en la eyaculación.
Resulta interesante encontrar que en occidente, las personas que más se aproximan a vivir esa forma plena de vivir el erotismo no son las que han contraído matrimonio, sino los amantes. Aquellos a los que la sociedad les prohíbe una relación íntima física. Por este gran obstáculo, se encuentran sólo eventualmente pero mientras sucede sueñan e imaginan a la pareja y ante la dificultad de tenerla consigo, va aumentando su deseo conforme pasan los días. Así planean cuidadosamente sus encuentros y preparan un atuendo, ropa interior especial, compran bebida y comida para la ocasión, pero también piensan en la ambientación del lugar y en lo que escucharán y olerán. Compran flores, incienso, aceites aromáticos para complacerse por todos los sentidos atemporalmente.
Qué paradójico que en el único lugar donde está permitido vivir el erotismo entre nosotros, se viva a la usanza machista, sin besos ni caricias y sólo para desahogar una necesidad fisiológica. No les extrañe a estas parejas que muy pronto pierda sentido su relación y se agote su deseo.
Y ustedes, cómo hacen el amor. ¿De la forma tradicional masculina o como les gusta a las mujeres y a los tántricos?

Referencias Bibliograficas:

EL AMOR MAGICO Y LA SEXUALIDAD SAGRADA, Ramiro A. Calle, Editorial Sirio.

EL HOMBRE MULTIORGÁSMICO. M.Chia, Editorial Neo Person.

LA PRACTICA DE LA SEXUALIDAD SAGRADA, Sunyata Saraswati. Editorial Edad.

TANTRA: EL CULTO DE LO FEMENINO, Andre van lysebeth. Editorial: Urano.

THE ALCHEMY OF LOVE AND LUST, Th. Creenshaw. Pocket books.

PSICOEROTISMO FEMENINO Y MASCULINO. Fina Sanz, Editorial Kairos.