5 febrero, 2014

NADA MEJOR COMO EL PARTO NATURAL

Por Josefina Leroux

parto-naturalVivir un parto integralmente es una experiencia que ofrece a la mujer la oportunidad de concienciar el esfuerzo que significa, en el sentido más amplio de la palabra, tener un hijo.

Los lazos afectivos entre una madre y su hijo empiezan aun antes del nacimiento, pero es en el parto y después de este cuándo se consolidan y estrechan significativamente para el resto de la vida
Los adelantos de la Ciencia han desarrollado la tecnología que permite actualmente controlar la mayoría de los problemas que hace pocos años causaban la muerte a un gran número de madres y bebes a la hora del parto. Toda esta “cientificidad” que rodea al parto también lo ha hecho menos natural, menos familiar y menos cálido.
Las rutinas médicas a las que son expuestas las madres al entrar al hospital para dar a luz, hacen sentir a la mujer como convaleciente de una enfermedad de la que va a “aliviarse”
Guardar cama, inserción de catéter intravenoso, ruptura de membranas, aplicación de occitocina, monitores, entre otras rutinas, tensionan en grado considerable a la futura madre, causándole un miedo incontrolable, sobre todo, si se trata de su primer parto. El esposo y familiares permanecen generalmente al margen dejando todo en manos del todopoderoso doctor.
Según muchas investigaciones realizadas en diferentes países, (R. Hinde, 1977, F.S.W. Brimblecome, 1978, C.N., Phillips, 1974; M. Klaus y J. Kennel 1977) a la madre le resulta mucho más difícil sentir que el niño le pertenece si no tiene contacto físico con su hijo después de nacer. Las prácticas de la medicina lo obstaculizan cada día más.
Con objeto de hacer participes a los padres, tanto en el embarazo como en el parto, existen diferentes métodos que: informan acerca del proceso de nacimiento, sugieren una serie de ejercicios para tonificar el cuerpo de la embarazada, -los músculos que utilizaran a la hora del parto-, enseñan técnicas de respiración y relajamiento e involucran psicológicamente al padre como a la madre.
Los cursos de preparación para el parto llenan el vacio que la ignorancia y tabúes suelen rodear a todas las funciones que se relacionen con la sexualidad, como en este caso, el embarazo. A pesar de que las mujeres y sus esposos cada día están más convencidos de su participación activa en el parto, todavía algunos organismos sociales no están muy de acuerdo.
Los partos se han mecanizado y esto ofrece enormes beneficios económicos a muchos. Imaginen lo que significaría para los hospitales que las mujeres con bajo riesgo en el embarazo (la gran mayoría) decidieran tener el bebe en casa. Y que me dicen de los anestesiólogos, que sería de ellos si su gran fuente de ingresos se acabara, si las mujeres optaran por un parto natural sin medicamentos.
Este ultimo será quizá el extremo, pero en muchos hospitales de Estados Unidos se está tratando experimentalmente de comprobar los enormes beneficios que significaría para toda la familia, y por supuesto para la madre y el hijo (a), un parto sin las rutinas institucionalizadas como las que mencionamos anteriormente y que se practican necesariamente en la mayoría de las maternidades en los embarazos con riesgo o sin riesgo, es decir, indiscriminadamente.
En el Hospital Jefferson Davis, de Houston, Texas, la maternidad más grande en los Estados Unidos, se está realizando una investigación dirigida por los prestigiados doctores, John Kennel y Marshal Klaus, en la cual tuve la suerte de participar, y que tiene como objetivo comprobar cómo el disminuir las rutinas medicas como ruptura de membranas, aplicación de hormonas para inducir o conducir el parto, anestesia, etc. en embarazos con bajo riesgo (90 por ciento de los casos) y apoyando psicológicamente a la mujer durante el trabajo de parto, se reducen significativamente el tiempo de trabajo de parto, las sensaciones dolorosas, las complicaciones durante el parto y en el postparto. Así también se consiguen enormes beneficios psicológicos para la madre y el bebe, y estrechan sus lazos afectivas.
Teniendo la cooperación del hospital, los médicos y la mujer se están dando hermosos y emocionantes partos de una forma natural donde la parturienta puede con tan solo el apoyo psicológico y la información proporcionada durante el trabajo de parto, tener a su hijo sin ningún tipo de anestesia ni medicamentos.
Estos son resultados parciales porque la investigación continua, y de seguir arrojando estos datos, las maternidades en Estados Unidos y en el mundo entero van a tener un cambio radical para con la futura madre e hijo.
Es difícil para el gineco-obstetra aceptar que la mujer tenga un parto de esa naturaleza. Pocos son realmente los que apoyan de fondo este método, algunos aceptan de palabra que su paciente tome el curso, haga sus ejercicios; pero llegada la hora del parto es mas cómodo y fácil para el, usar de toda la metodología clínica que le permiten atender a un mayor número de parturientas silenciosas y quitar algunas probabilidades de salud en cada parto no significa comprometerse mucho, sobre todo si se trata de países como este, donde la responsabilidad civil para los médicos no existe.
En ese hospital de Houston y lugares como el D. F. aquí en México, el éxito del curso de preparación para el parto (parto psicoprofilaco) oscila entre el 75 al 90 por ciento de los casos. Aquí en Monterrey tengo entendido que es mucho meno sería interesante investigar el por qué de esa diferencia.
Hablando de mi experiencia, y tuve a mis dos hijos, ayudada por ese método, en forma natural y sin anestesias. Pero ¿por qué despreciar los avances de la medicina? En mi caso por que quise vivir y sentir mis partos, porque mi “sufrimiento de unas horas” aseguraba el 100 por ciento de las probabilidades de salud que yo podía ofrecerles a mis hijos al nacer, no quería causarles un poquito de hipotensión, ni falta de oxigeno, ni prolongarles el alumbramiento, ni favorecer el uso de faceps, ni arriesgarlos ni tantito mas por yo ahorrarme unas horas de contracciones, que viviéndolas sintiéndolas, tanto significado dan  la maternidad.
El sufrimiento tiene una profunda connotación tanto para el niño como para la madre, para el primer durante su estrecho pasaje por  conducto vaginal, produciéndole un “stress” o tensión que libera enormes cantidades de adrenalina y radrenalina , en cantidades mayores a las que produce un adulto durante un paro cardiaco. Estas hormonas preparan al cuerpo para sobrevivir ante “cualquier” situación de peligro.
Esta misma respuesta se da con la madre y en los adultos cuando existe una situación peligrosa o dolorosa para protegerlo y mantenerlo en equilibrio.
Vivir un parto integralmente es una experiencia que ofrece a la mujer la oportunidad de concientizar el esfuerzo que significa, en el sentido más amplio de la palabra, tener un hijo.
Al mismo tiempo permite una autosatisfacción tan intensa que difícilmente se puede volver a sentir. Personalmente creo que son las experiencias más ricas e impactantes de mi vida y pienso que ninguna mujer se las debería perder, sobre todo si se comparten con el esposo para el que no son menos enriquecedoras, porque ninguna experiencia puede compararse a la vivencia total de dar la vida.