7 febrero, 2014

LA MODA DICE MUCHO DE QUIEN LA SIGUE

Por Josefina Leroux

400_1195960063_the-pussycat-dolls-groupEl vestido, además de cubrir el cuerpo, habla mucho de la persona que lo usa, expresa su pensar y su sentir y, paradójicamente, también puede esconderlos muy bien.

Al observar la moda se puede identificar una época, un país, una cultura, un clima o una clase social.  Al ver una estampa de un hombre semidesnudo con adornos en la cabeza, se sabe de dónde procede y ver una película blanca rizada basta para recordar toda una época.

Lo mismo sucederá cuando los jóvenes del Siglo XXI reconozcan, quizá risueños, la moda de cabellos parados de diferentes colores que caracteriza a los actuales “punks”.

Es curioso ver que independientemente de su estética, las modas se siguen e imponen y logran uniformar la sociedad que las vive obedientemente, mostrando su necesidad de pertenencia a un grupo y su lucha por aceptado por el mismo.

La persona que sigue la moda no tiene la suficiente creatividad y seguridad para escoger su propio estilo y adopta el que alguien ha elegido para ella, masificándose para lograr el estilo de un grupo.

Es tanta la presión de la moda que aquel que, teniendo posibilidades económicas, no las sigue como los demás, puede aparecer como desadaptado.

El que no sigue la moda, destaca, aunque también puede hacerlo el fanático de seguirla cuando al iniciarse hace que los más atrevidos alcancen a ser los primeros en usarla e imponerla.

Cuando la moda empieza a ser seguida por una mayoría, deja de cumplir su cometido y empieza a cambiar.

Puede iniciarse en la clase muy alta. Pero en cuanto empieza a ser copiada e imitada y a ser usada por clases inferiores, la moda deja de serlo.

La moda nace de los grandes personajes, artistas que la gente quiere imitar para parecerse, para adquirir un poco su valor.

Actualmente, la moda con un valor más comercial la originan los grandes diseñadores que tienen el poder y se atreven a sobresalir y proyectar su individualidad, por que el innovador es independiente y creativo.

Aunque la moda uniforma a quien la sigue, también da margen para expresar cierta diferenciación cuando la gente la lleva exageradamente o con ciertas modificaciones particulares.

El filósofo Simmel expresa que la moda es preocupación más que nada femenina por que es la mujer quien no sobre sale en otro ámbito y quiere hacerlo al unirse a otras para cambiar su exterior y aumentar su valor superficial, que ayuda al valor estético y social.

La moda no solo sirve para afirmar la cohesión y aceptación del grupo, también permite disfrazar al verdadero Yo, que se oculta entre la tela y el maquillaje.  Quien sigue la moda pierde la identidad en cierta forma y se funde con su grupo.

El seguimiento irracional de la moda implica el esfuerzo mínimo para renovar o crear un estilo propio y un miedo a ser diferente de los demás.

Una moda conservadora es otra posibilidad, en que la gente escoge modelos clásicos que permanecen entre moda y moda en la medida en que carezcan de exageraciones y detalles abundantes.

La moda no solo influye en la vestimenta, afecta el mobiliario, el arte, la ciencia y el comportamiento del hombre.

La gente sigue la moda, estimulada por la necesidad de cambio o renovación y cuando las personas se someten a la repetida presentación de un objeto, dejan de responder y hasta de percibirlo, es el cambio lo que las mantiene atentas para percibirlo, al mismo tiempo que motivadas.

Es el querer lo que todavía no se ha conseguido y el reto de tenerlo, lo que hace atractiva a la moda.  En cuanto se tiene y retiene, pierde valor o pasa de moda.

La moda se manifiesta en el arte cuando una nueva escuela o técnica empieza a ser seguida, en la música cuando un ritmo empieza a ser escuchado, y se expresa en la Ciencia cuando una verdad viene a desmentir lo anteriormente dicho.

Impone nueva moda lo que tiene valor suficiente para ser imitado, para servir de nueva guía al adaptarse mejor a necesidades actuales.

El hombre sigue la moda también en su comportamiento y una evidencia es el lenguaje, las transformaciones en cuanto a nuevas palabras o la aplicación diferente de las viejas palabras.  Quien habla de cierta forma manifiesta su cohesión a un grupo determinado y rechaza al que se expresa diferente.

El fenómeno de la moda se da por una necesidad social y en esa medida cumple su función en el fortalecimiento de grupos, en la diferenciación de unos y otros y en la satisfacción de necesidades de aceptación y pertenencia.

Sin embargo, la moda puede sacrificar las individualidades y obstaculizar el desarrollo de la creatividad personal.

El tener que ser como lo dicta la moda promueve el anonimato, la pérdida de identidad propia para un crecimiento interno que aumenta la imagen y la estima al reafirmar los propios valores por autoconvencimiento y sin necesidad de copiar a nadie.

La moda pone en peligro de adicción al que la sigue, creando el hábito de depender de los demás, de querer ser como otros y estar dispuesto a renunciar a uno mismo por ganar a la sociedad.