26 agosto, 2013

FOBIA SEXUAL

Por Josefina Leroux

fobia-sexual…Va llegar la noche y él querrá acercarse y penetrarme, describía una mujer temblando horrorizada.

La palabra fobia se refiere a un grupo de síntomas provocados por miedo irracional a objetos o a situaciones que pueden asociarse con algún trauma. Las fobias tienen un común denominador que las exacerba, un trastorno de ansiedad De acuerdo a un estudio del Instituto Americano de Salud Mental, entre el 5,1 y el 21,5% de la gente sufre de fobias.

Este problema de salud puede centrarse a una cosa concreta como la fobia conocida por todos a algún animal, que no afecta la vida de quien la padece. Pero otras fobias, como la social, causa graves consecuencias, entre otras, la exclusión de la gente y el aislamiento. En el caso de la fobia sexual se amenaza la relación conyugal. El 95% quienes la presentan son mujeres.

La persona que la sufre reconoce que su miedo va más allá de lo normal, sin embargo, no puede evitar sentirlo. La reacción es involuntaria y automática pero asociada a pensamientos que la fortalecen, como “me va doler”, “ voy a sangrar”, etc.
La respuesta fóbica se acompaña con reacciones físicas asociadas con el miedo extremo sentido como: palpitaciones, respiración agitada, temblores y necesidad de huir.
Matrimonios sin consumar

Una de las consecuencias de las fobias sexuales son las dificultades a consumar el matrimonio. Se estima que una de cada 100 parejas no logra llevar a cabo una relación sexual completa. Por lo general, esta condición se oculta y pueden pasar años para que una pareja, aparentemente estable, se decida consultar profesionalmente. La mayoría de las veces, el cónyuge que no es fóbico se cansa de la situación y amenaza con separarse causando la urgencia de pedir ayuda.

El deseo de tener un hijo es la otra causa de consulta profesional en estos casos. Puede no existir el interés auténtico de resolver el problema, y querer únicamente hacer posible el embarazo cuando el hijo se concibe independiente de la importancia del vínculo de amor y el deseo a la pareja. Pueden pretenderlo para mejorar la relación o impedir una separación inminente.

Antecedentes
La fobia puede originarse de alguna experiencia de abuso sexual vivida en la infancia pero también de una educación en extremo escrupulosa que revela problemas sexuales de la madre, por ejemplo. Una mujer que padecía esta fobia contaba como su madre le decía que las relaciones sexuales eran repugnantes pero que valían la pena para dar origen a una familia.
El problema puede surgir después de la boda, invisible hasta entonces por creencias religiosas que encubren el miedo bajo el manto virtuoso de la virginidad. El pánico de ser penetrada no aparece en estos casos hasta la luna de miel, en los que nunca vivida se lleva a cabo. Algunas mujeres solteras intuyen algún problema pues sienten cierto asco del cuerpo o genitales del sexo opuesto pero es interpretado en forma positiva a la luz de un pudor malentendido.
Las parejas pueden pasar años intentándolo. He recibido parejas de 10 años de casadas sin haber tenido un acto sexual. El compañero se cansa de provocar y desarrolla en algunos casos disfunciones sexuales él mismo, como la desaparición de su deseo sexual o fallas en su erección.
En otros niveles, la pareja puede relacionarse bien, sentir que se ama y necesita. Algunas se resignan a vivir sin compartir su erotismo aludiendo que su relación se nutre de otras cosas buenas.

Problemas asociados
Algunas personas homosexuales se ven forzadas a casarse para disimular su orientación sexual. La homosexualidad puede confundirse con una fobia sexual pero en la primera, es la falta de atracción lo que causa la evitación sexual. En al fobia puede existir el deseo en teoría pero en el momento sentirse incapaz de poder resistir una penetración.
Las parejas fóbicas pueden efectuar excepcionalmente la consumación de un acto sexual o en el intento inclusive, embarazarse, pero el miedo impedirá que se viva regularmente.
La presencia de otras disfunciones sexuales suelen empeorar la fobia. El vaginismo es una de ellas. Se trata de contracciones involuntarias de los músculos de la vagina que cierra literalmente el paso al pene. Los esposos refieren que sienten una barrera y lo adjudican a que su mujer es muy estrecha.
La dispareunia, o dolor en la penetración, es otro problema asociado que refuerza una fobia sexual. Llena de miedo, una mujer no puede excitarse ni lubricar su vagina, dando lugar a un círculo vicioso que se repite: tiene miedo y no lubrica, le duele y más teme en futuras ocasiones.

Curiosamente, las parejas de las personas fóbicas tienen personalidades débiles e inseguras. Poseen poca experiencia e información frecuentemente, de manera que la fobia de sus parejas arrincona sus necesidades.
Pueden pasar años antes de que una pareja decida pedir ayuda. Muchos terminan separados después de intentos frustrados de lograr una intimidad placentera. El pronóstico de la relación depende de cuánto tiempo permita que dure el problema.