CREACIÓN EN FUSCIA
“ Explotó en cientos de pequeños soles”. Patricia Laurent
No sólo saben concebir hijos las mujeres, también ideas y muy originales. Ideas que fluyen con las palabras, con música y el arte para recrear universos versátiles, apasionados, dramáticos, tiernos, impactantes… y todos los adjetivos que puedan imaginarse. ¿Acaso tiene sexo la creación?
Aparentemente había dos creaciones, la de Dios y la humana y se atribuía al sexo masculino. El narcisismo de los varones les hace creer que es uno de su sexo el creador del universo. ¿Y si Dios fuera mujer? Necia discusión para referirnos a un ser superior. Quedémonos en el plano humano y particularmente en la nueva creación de las mujeres. Al mundo le faltaba la versión femenina de la realidad. .
Quedó atrás el androcentrismo o punto de vista parcial masculino que hizo del varón y su experiencia, la medida de todas las cosas. La particular forma de ver el planeta de los varones nos ofreció su perspectiva únicamente, pero jamás pudieron escribir por nosotras, sobre lo que sentimos y cómo lo hacemos. La diferencia con las ideas y creación masculina es la historia entrañable de las mujeres que se plasma en sus obras, en su corazón que pulsa con la representación del mundo. Ellas han creado nuevos espacios de expresión donde se asoma la perspectiva de género, de aquel sexo que fue considerado incapaz de hilar el pensamiento. Pues ahora, más allá de pensar, la mujer ahora protagoniza la creación. Y como flores en primavera abren espacios con la conquista de sus derechos. Han tomado la palabra las mujeres, el cincel y el pincel, la cámara, los instrumentos musicales y las matrices de laboratorios para hacerse escuchar de cualquier forma, para compartir su inteligencia y sensibilidad a través de las letras, la plástica, el cine, la música y la ciencia.
Ángeles Mastretta, Marcela Serrano, Minerva Margarita Villarreal, Patricia Laurent son algunas de tantas mujeres que dejaron el silencio recatado y se pusieron a contarnos sus sueños y delirios fascinantes. Para Carlos Monsiváis, la nueva literatura femenina deja atrás una larga etapa de marginación, de prejuicios machistas y de “virginidad mental de las casadas”. Pero no sólo en la literatura se muestra el genio de las hijas de Eva. En el cine, directoras y productoras de películas de todo el mundo abrieron un espacio y se atreven a manifestarse sin atavismos.
En México, María Novaro es una de tantas que ostentan su autoestima públicamente por el ojo de una cámara. En la música, ya son tres generaciones de compositoras: Graciela Agudelo, Marta García Renart, Rosa Guraieb, Ana Lara, Hilda Paredes, Cynthia Valenzuela, son “magas con diversidad de paletas sonoras, creadoras de ficciones musicales”. La vocación de todas es mostrarse públicamente en un acto de libertad y rebeldía, desdeñando los papeles tradicionales asignados a las mujercitas de antaño. Su revolución es pensar por sí mismas. La creación femenina ofrenda otro orden al mundo, una distinta jerarquía de valores, una visión intimista, profunda y compleja de la vida. Ya no son casos aislados como lo fue Sor Juana de la Cruz en el siglo diecisiete. Después de Rosario Castellanos en 1957, las difusoras de la sabiduría mujeril siguen multiplicándose. Sus historias han cambiado la memoria, y abierto y coloreado distinto el horizonte esperanzando un futuro de apoderamiento para todas de las hijas de las que nunca pudieron ser lo que desearon. La identidad femenina tiene un nuevo rostro dibujado por ellas pero también la sociedad que compartimos.
La creatividad femenina es un espejo afortunado de una civilización que empieza a despedir una discriminación que vivió por siglos la humanidad. Para los que siguen rechazando al feminismo, sin este movimiento de liberación seguiríamos inmersos en un universo parido por varones. Nos estaríamos perdiendo de este manantial de creadoras que refrescan nuestro espíritu en un mundo de caos y violencia. Gracias a cada una.