8 octubre, 2013

AVENTURA VIRTUAL

Por Josefina Leroux

infidelidad-virtualCristina tenia 10 años de casada, un par de hijos encantadores y un esposo especial. Sin embargo, a veces se sentía aburrida. Así fue como se aficiono a internet. Sin salir de casa o gastar un centavo, se pasaba las horas conversando con gente del otro lado del mundo. Es sensacional tener amigos de otros lugares le contaba a sus amigas. Algunas de ellas hacían lo mismo, otras se admiraban y hubo quien se espantaba.

Su marido lo sabia. Pero si no tenia nada de malo… De todos con quienes platicaba con algunos discutía o bromeaba, hubo uno con el que nunca mas quiso hablar, le había faltado al respeto según dijo, pues confundió una amistad con un posible amasiato cibernético. Dios santo, esas eran palabras mayores, Cristina era seria solo quería hacer amigos.

Sin darse cuenta se conectaba cada vez mas veces o mas tiempo; había cierto hombre con quien ella empezó a sentirse mas identificada, era como si le conociera de siempre. Empezó así a querer compartirle todo, primero que a todos. Chateando pasaron los meses. Un día, le llamo la atención un paquete que le enviaron por mensajería. Era una cámara digital, su gran amigo se la regalaba.
La curiosidad no le dejaba en paz, quería conocerla pero no por fotografía que a veces distorsiona a las personas. Pero no fue solo su cara lo que estaba inquieto por conocer, también era su cuerpo entero y por partes.
Después de compartirlo todo con su marido, evitaba hablar del tema que guardaba para si casi completamente. A veces se levantaba de madrugada para conectarse y regresaba a la cama disimulando la excitación. Su respiración la delataba, su temperatura también. Contagiaba a su esposo, quien confundido iniciaba en estas circunstancias un ritual apasionado. Que paradoja, la intimidad ahora era mejor. Los demás no existía decía ella, los amigos viviían ¡tan lejos!
En verdad se amaban, sin embargo ella cada vez se sentía mas inquieta. Era un juego peligroso en el que se aseguraba ganadora. No era tonta, lo controlaba. Por lo menos así pensaba.
El tono de su relación subía y la camarita les servia para sentirse mas cerca. Poco a poco lo intentaron todo, perdió la vergüenza inclusive y aquello que nunca accedió ahora dócilmente lo repetía de su amigo que en el otro lado del mundo le inducía.
Descubrió después que su esposo ya no le excitaba, su relaciona era demasiado monótona.
Necesitaba mas y mas tiempo cuando finalmente de tanto ruego, aceptaba la invitación de su marido pero ya no respondiía a las caricias. Se vio en la necesidad de fingir su orgasmo para encubrir su apatía.
Juan Pedro era un buen hombre, quizás demasiado bueno. Ella necesitaba un poco mas de incertidumbre, de contrastes, de impredictibilidad. Justo era lo que vivía con aquel de lejos.
La propuesta no se hizo esperar, encontrase en un lugar intermedio. No era difícil, después de todo tenia suficiente libertad para hacer un viaje sola. Los pretextos sobraban pues tenia familia en diferentes lugares. Podía llevarse inclusive a los niños, aunque para eso tenia que esperar hasta verano y faltaban algunos meses todavía.
Mientras tanto no dejaba de pensar en lo que viviría, soñaba y fantaseaba mientras no se conectaba. Cuando eso sucedía, las peticiones subían de tono.
Por fin llego la hora, estaba todo listo. Una rara ansiedad la invadía todo el tiempo.
El no se lo merecía, pero ella si, se decía. Seria una sola vez en la vida y después del viaje, daría fin al juego. Los hombres lo han hecho toda la vida, se justificaba.
minutos antes de salir, llego un camión de mensajería, traía un sobre dirigido al Sr. J.P. Jiménez, el nombre de su marido.
Algo le llevo a abrirlo. Era un video profesional.
Le pareció muy raro por lo que decidió verlo. Casi se desmaya cuando empezaron las imágenes. Temblando apago el televisor.
Era pornografía de la mas pesada, lo mas impactante es que ella era la protagonista.

Esta es una historia real; elija el final que pueda imaginar.